El seguro argentino en un punto de inflexión: desafíos macroeconómicos, transformación digital y el nuevo consumidor

Cada Día del Seguro nos invita a reconocer los avances en la industria y a preguntarnos cómo seguimos respondiendo al nuevo contexto del mercado asegurador: ¿Qué rol debe tener nuestro sector en una economía que exige más adaptabilidad, innovación y confianza? ¿Cómo nos adaptamos a las nuevas demandas del consumidor?

Durante décadas, la industria aseguradora se definió por su estabilidad. Hoy, esa misma estabilidad se convirtió en su mayor desafío. La transformación digital está reconfigurando todos los sectores y el nuestro no es la excepción. Pero la verdadera revolución que estamos viviendo no pasa solo por incorporar nuevas herramientas, sino por adaptarnos a las nuevas formas de vincularnos con las personas.

Incorporar inteligencia artificial o automatización no alcanza si no logramos conectar de manera más humana con nuestros asegurados. La innovación solo tiene sentido cuando mejora la vida de las personas y fortalece la confianza. El cliente de hoy es distinto: demanda inmediatez, transparencia y propósito. Ya no busca solo una cobertura frente al riesgo, sino evitarlo, con previsibilidad y una mayor conciencia aseguradora. Quiere comprender el valor de lo que contrata, acceder a soluciones simples y adaptadas a su estilo de vida. En ese camino, el verdadero diferencial está en algo que para nosotros es esencial: el valor de dar respuesta.

Esa transformación del consumidor redefine el rol de las compañías aseguradoras. Por eso, trabajan para que cada interacción sea una oportunidad de generar valor, combinando tecnología y cercanía. Implementando procesos automatizados e inteligencia artificial en la gestión de siniestros y suscripción, cotizadores y autogestión. Pero, al mismo tiempo, no perdiendo de vista el valor de brindar respuestas personalizadas y herramientas que ofrezcan soluciones rápidas, completas y confiables.

Este nuevo perfil de cliente, más informado y participativo, también impulsa a asumir un rol activo en su formación y acompañamiento. La conciencia aseguradora y la educación financiera son hoy dos ejes estratégicos de nuestra agenda. Un consumidor informado toma mejores decisiones, reduce los riesgos y fortalece la confianza en el sistema. Por eso, uno de los mayores desafíos, y también una gran oportunidad para la industria, es promover la conciencia aseguradora desde una mirada social y educativa, acercando el valor del seguro a toda la sociedad.

Además, debemos repensar el acceso al seguro y promover la inclusión financiera en sectores vulnerables y no bancarizados. Contar con microseguros accesibles y fáciles de contratar a través de plataformas digitales es la manera en que el sector asegurador puede contribuir significativamente a la mejora de la calidad de vida y la estabilidad económica de las poblaciones.

En definitiva, la industria aseguradora es, sin dudas, un motor de crecimiento y desarrollo dentro de la economía argentina. Desempeña un papel clave en la estabilidad económica, la inversión y la protección social. Por eso, frente a un entorno en permanente transformación, el mercado asegurador debe seguir adaptándose al contexto para consolidarse como un pilar de confianza, inversión y crecimiento para el país.

Accidentes de tránsito: Guiá a tu asegurado más allá del reclamo administrativo

Luego de un accidente de tránsito, el PAS activa su razón de ser por excelencia: informarle a su cliente todas las opciones de reclamo que están a su alcance para obtener el resarcimiento económico que le corresponde. Las opciones son varias (no siempre excluyentes) y para el PAS la responsabilidad corre por conocer en profundidad el reclamo administrativo vía compañías de seguros.

Sin embargo, un servicio de excelencia se brinda cuando se asume que, independientemente de los medios, el fin último del cliente es restituir su patrimonio y bienestar. Darle aviso de todas las vías de reclamo con las que cuenta, incluyendo las legales, es más que bienvenido, aún cuando no sea estrictamente nuestro ámbito de acción. Al asesorarlo, le ayudamos a disminuir su estrés frente al imprevisto que causa un accidente, se sentirá contenido y acompañado, y sumará una “experiencia positiva dentro de lo negativo”. Un cliente contenido frente a la inestabilidad de un siniestro es un asegurado más que empodera su confianza en el sistema. El ciclo cierra perfecto.

“Frente a un accidente en realidad no siempre es necesario llegar a un litigio, pero sí hay que evaluar las características del hecho y el tipo de perjuicio que han ocasionado para poder definir la vía de reclamo más pertinente”,

Si el daño es leve y no hay lesiones físicas, resolverlo con las compañías aseguradoras es suficiente. Se presenta la documentación, se inicia el reclamo administrativo y en pocas semanas, a veces apenas días, el daño está resuelto. Es probable que el cliente atraviese un momento de estrés por lo imprevisto del accidente, pero al brindarle acompañamiento y respuesta rápida, su rutina se restituye muy rápidamente (y la experiencia positiva con el sistema asegurador, también).

“Si los daños no tienen mucha envergadura, si el accidente ha sido claro, si no ha habido lesiones o ha sido simplemente un latigazo cervical lo que se hace es promover un reclamo administrativo, que en realidad es una gestión con la compañía de seguros del responsable para ver que meriten todo este perjuicio que hemos tenido y nos hagan alguna propuesta económica. Puede ser un buen primer paso.”

Pero sabemos que en muchas otras ocasiones los accidentes son complejos. Los daños pueden ser mayores, con varios involucrados, consecuencias en la salud que implican tratamientos a largo plazo y costos altos para la reparación de todo lo que se haya dañado.

Tuve un accidente de tránsito, tengo que hacer un juicio ya bastante con que me chocaron. Digamos que esta pregunta nosotros la escuchamos habitualmente y es normal, es cierto. Uno tuvo un problema, un accidente de tránsito, ya bastante eso te trastorna como para tener que pensar y encima me tengo que meter en un juicio”,

En este sentido, el abogado especialista en siniestros explica que es importante analizar qué tipo de accidente fue, cuáles han sido realmente los daños materiales, si involucra lesiones o no. Y, dependiendo de esto, considerar la solicitud de una mediación.

“Primero que nada, habría que pensar de acuerdo al accidente de tránsito que tuve, cuáles son mis oportunidades para poder obtener el resarcimiento de los daños”. En el caso en que se opte por el camino del litigio, el primer paso es dar lugar a una mediación, un instancia previa a un juicio donde se cita a la compañía de seguros de la otra parte y se exponen los daños y perjuicios que se tuvieron.

Además, la complejidad puede estar atravesada por otras cuestiones. “Muchas veces se incorporan otras situaciones en la mediación, como no disponer del vehículo en un tiempo: ¿quién se va a ocupar de poder meritar económicamente esa indisponibilidad del vehículo? El vehículo estaba aplicado a una cuestión comercial. Eso es un lucro cesante. A ver, si yo no lo utilizo, no puedo generar un ingreso para mí o para la empresa. Por lo tanto, también puede ser un rubro alternativo.”

Otra cuestión a tener en cuenta es la pérdida de valor del vehículo en función del accidente. En el momento de querer venderlo, si el daño fue grande, aún reparado, el precio de mercado disminuye. “Un vehículo que fue chocado siempre lo va a reconocer un perito. Es verdad. Y le van a bajar el valor de venta.”

Otra variable que muchas veces desconocen los asegurados es la compatibilidad de reclamos en una mediación y la ART, en simultáneo. “Podría darse el caso, una persona que trabaja en relación de dependencia y tiene una ART”,  “no, no son situaciones incompatibles.”